Fue un friolento día para nacer azorada
para venir a este tierra
de ídolos pétreos
divinidades épicas
y adorar sus contradictorias
miserias humanas
Justo cuando la espesa neblina
se derramaba desde las entrañas
blancas del Ajusco
lloraba contrita
mi primer anhelo
Y ya de pie
(avanzando sobre el férreo mundo)
vine a encontrarte aquí
hermana:
hecha fetal abrazo en tus piernas
con un lamento compartido
Somos las caminantes
las vagabundas impúdicas
con un seno azotado por los vientos
tras nuestros inconfesables deseos
las niñas multiplicadas por los valles
que con inocentes cantos párvulos
recogen los frutos caídos de los árboles
las mujeres hechas clara sal
avanzando de día
en nuestros destellos
hasta encontrar el refugio
donde reposar la negrura
las viejas de cálidas arrugas
hurgando en las enmohecidas mortajas
del pasado
por encontrar un botón antiguo
para un vestido nuevo
Somos las que abordamos
la tierra por la sangre
somos la sangre en las ardientes palmas
Nos sumergimos enverdecidas de esperanza
en las aguas negras de los disturbios
en ellas nacemos airosas
con un ermitaño soplo contraído
entre los labios
Habrán de devolvernos
al menos una pausada caricia de abeto
una lámpara
una escalera
un mapa
una aguja
un dromedario
un pajar
el otro seno
y esas incontenibles cosquillas
que transformaban toda faz
en un disimulado beso
2 comentarios:
"las vagabundas impúdicas
con un seno azotado por los vientos
tras nuestros inconfesables deseos"
Impresionante imagen y completo el poema me ha dejado una sensación agradable de una caminata. Saludos!!
ja, ja, sale no cometería tal confusión ;) Y adelante, soy todo ojos con la petición, salud!
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