No me avergüenza desearte como lo hago, no.
Querer tu piel derramándose sobre la mía
La mía henchida por ser el cofre que atesore la tuya
Anhelar tus brazos rodeándome con fuerza
Como si fuese un árbol de tu propiedad
Un juguete, una almohada a la que te aferras
que besas cual tu tierra prometida
No me avergüenza saber que sueñas conmigo
mientras que plagas los míos con intangibles roces
Con perversas y rojas intenciones
de amor inexplicable y pueril:
santo y pulcro
bestial e impuro
¿Por qué avergonzarme de estas ganas tremendas de tenerte
y que me tengas?
de fundirme contigo en uno y mil orgasmos
de susurrar tu nombre
cuando tus manos me sostienen
en el clímax,
en el ojo de la tormenta
¿Por qué?
No me avergüenza desearte tanto
Antes bien
me glorifica saberme tan viva y palpitando
como un corazón que rebasa el marcapasos
por tus besos aguerridos, tus ojos misteriosos,
tu húmedo pecho
tus palabras silenciosas
tu inatrapable mueca de gozo
Atraída hacia ti
por esos momentos
en que los dolores de saberte vivo se ausentan
Imantada por tu sonrisa tímida y dispuesta
para amarme como soy, la que soy
Apenada sí, de no estar cerca
apenada de no hacer girar el mundo
hasta no saciarme
Avergonzada sí, de no vencer tus muros de cartón
de atravesar tus batallones de plomo
y derribar todas tus consideraciones
Apenada, sí,
pero no por lo que supones
Aquí estoy
2 comentarios:
Que intensos sentimientos se mezclan en estos renglones. saludos¡¡
Gracias Yaolli! Mis saludos!
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