Pues si, era imposible faltar a la cita. Silvio Rodríguez estuvo en el Zócalo capitalino este domingo pasado. Sin mucha certidumbre de si podría localizar a mis amigos me lancé a escucharle.
No sé si serán mis 30 años (ups, 25!), el que casi me aventé todo el concierto cantando con desconocidas y desconocidos sus canciones, la excelente y atinada selección, el que le dedicara “Te doy una canción” a la Ciudad, o la canción del Colibrí para cerrar la noche.
Quizá fueron los relámpagos que amenazaban con atacar a una multitud plácida con sus torrentes acuosos, quien sabía que no se movería pese a las playeras mojadas.
Por muchas noches como esas, noches de encuentros, con los amigos, los conocidos y con una misma, y los símbolos de ser y estar ahora, en el 2007, en este país centelleante...
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