
hasta convertirte
en una ceiba etérea
Venir despacio sobre las hojas,
sobre tus pies
Mirarme así,
hombre planta
como sólo tu sabes hacerlo
trasminándome
con tus verdes rayos
que me acarician toda
y nada
porque la verdadera nada
es no tenerte
La verdadera nada
es no sentir tus brazos
como cuerdas tercas
que me enlazan
No encontrar tus dedos
jugando a rehacerme
cual arcilla amada
Pero vendrás a mí
cual si fuera tu tierra
mil veces
durante mil años
prometida
Me besarás la punta de la nariz
me apuñalarás hasta el cansancio
las niñas ingenuas de mis ojos
que gritarán de gozo
ante la caricia despiadada
Me desnudarás
quitando palmo a palmo
los tramos de mi cansada piel
de serpiente mutando
Entrarás en mí
navegaré contigo
hasta ser una nueva constelación
que negará la mortalidad y la carne
al probar tu estela vegetal
Es por eso que desde esta estrella
siempre miro hacia abajo
y no importa estar sola
en este diamante gélido
No dejaré de brillar
mientras me susurres
mientras cante para ti
mientras me beses la raíz
como lo hacías
hombre planta
1 comentario:
tantas cosas por compartir, tantas visiones nocturnas tuyas, raiz echada a la sombra, taciturno dscanzo en tu regazo, a veces eres una madre para mi, pero la mayor de las veces quiero ser tu hombre y dejar de ser solo un arbol que te cobije quiero que por osmosis tus besos lleguen de mi raíz hasta esa parte que tu y yo conocemos en donde hemos coincidido tantas veces princesa azul.
Publicar un comentario