
En el sopor de la madera
que despierta a un nuevo día
llegas hasta mí desde tu ancho abrazo
a cobijar a este angosto y ciego corazón
que aparejó el son de tus latidos
en mi espalda de durmiente incógnita
Abrir los ojos y ya estás
en mis húmedas entrañas
desbocándote entero y desvelado
con mis senos de juguete
dispuestos a tu boca
mientras otros sueños nos velaban
Tus senos ávidos añorando
desde su terremoto sideral
plasmar su huella
en el territorio titilante
de mi cuerpo acurrucado
Deshacernos uno
con cronométrica exactitud
de añejos amantes
de adolescentes plenos
enloquecidos
y dictadores
Complicados cómplices
en el verde y tormentoso país
de la esperanza
Capaces de mirarnos
uno en el otro
en las pupilas dilatadas
por el gozo
Cuerpos encontrados
en el deseo y la ansiedad
Cuerpos cincel
de caricias oceánicas
Cuerpos ofrenda
al sol que se levanta
poderoso y soberbio
Aunque no debamos
Pese al público intimidado
Pese a las buenas excusas
para no tocarse:
miles de máscaras multicolores
corazas de unicel
ataduras de ultratumba
libertinajes fugaces
contradicciones frutales
demonios revolcándose
en nuestros adentros
que nos quitan
la imperiosa necesidad
de sabernos vivos
pese a todo
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