21 abril 2009

Y entonces

Así
tan vulnerable!
fue como sucedió:


Sonreí

(aunque pareciese que

me deshacía en lamentos,
pero no)


Y mis dedos se clavaron en el dorso de tus manos


Me ahogué bajo el peso de tu amurallado cuerpo


Morí mil veces en mil callados gritos


Y eras tu y era yo el aire que respirábamos


Salí expulsada de mi caparazón de caracola
y todo lo habité por un segundo


Y desde arriba te miré atrevido devorarme
con sedientas caricias de desierto


Después de vagar por cada oscuro rincón de la habitación
hurgaba temerosa las caídas sábanas

(errática distracción

para una chispa de luz
aprendiendo a burbujear)


Hasta que
con un beso me arrastraste incontenible
renaciéndome en tus acuosos labios de viajero
gozando el tránsito veloz de las historias que te cuento
para convertirme en la que abrazas tan sereno

Y

Así
tan vulnerable!
fue como sucedió:


Sonreí

(aunque pareciese que

me deshacía en lamentos,
pero no)

4 comentarios:

Astrapé Núctes dijo...

siempre es grato leer en tí las crónicas del deseo, me llevan por sinuosas curvas y cálidos parajes.

Ikeracha dijo...

Gracias por viajar conmigo...

Anónimo dijo...

Lindo escrito, muy bello.

Ikeracha dijo...

Gracias tapado! Te devolví la visita. Sólo que como obsesiva compulsiva no pude evitar leer cada uno de tus post. Sobre el último:

niñohombremutantermitañoinmortal sabes? no se fue, siempre ha estado ahí! Ábrelos!