Éramos la oscuridad
en que nadábamos
dos tiempos
de la historia
confrontados
Tu pecho fresco,
tus manos tibias
y húmedas
marcándome
en su paso
Tras mi vieja piel
las artimañas que aprendí
fueron arrojadas
hasta el fondo
porque me veías
con ojos nuevos
Y viceversa
Nuevo el tic tac
de tu corazón
cantándome
en la espalda
Nuevo el abrazo
posesivo que caía
poderoso
sobre mis senos
como si nunca
como si apenas
Como algo
extraordinario
estabas en mi
arrojado y limpio
colectando ambos
cada minúsculo
pedazo de placer
cada gota
Como si fuésemos
plantas desérticas
muriendo de sed
cactus que rogaban
la llegada puntual del otro
Y así fuimos
uno
un sólo mar
anegando el desierto
mientras el silencio
ahogaba nuestras voces
las que sólo sabían hablar
el lenguaje de nuestros ojos
las que sólo pudieron cantar
a través de nuestros sexos
16/12/2010
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