22 abril 2010







Quisiera navegar en el brillo azul
de tus vivaces ojos negros

hundirme toda en tu pecho

En mis labios jugar
con tu pálido nombre

beberlo entero

Regalarte una mano
un seno
una pierna

que me guardes en el arcón
de tus nostalgias

junto al fuego y al vino
la brisa y la tormenta

Ser una titilante huella

un canto histórico de guerra
de una crispada batalla amorosa
que se revela en la memoria

la marca en tus carnes
que provocó el candente hierro
de mis acumulados soles


¿Qué somos sino nuestros deseos?

Esa imperiosa y anárquica
necesidad de respirarse
pese a la distancia
a los testigos
a las excusas
puritanismos
y atrevimientos

¿Qué somos, pese al tiempo?

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