05 diciembre 2008

Miro el atardecer como quien perdió un juguete...



Las olas oscuras

anegan el vasto océano

donde puse a secar

(cual tendedero)

tanta duda

tanto estupor

tantos susurros


Y son las isletas de corales luminosos

formadas por los altos y bajos edificios

de esta ciudad herrumbrosa

la fuente primigenia de la música

que arrastra seducido al sol


Una ventana encendida calló un Do


Una ventana sin luz grita pavorosa un Re


Estando así

impasible

sentada en la oscuridad

mirando tras la ventana de mis días

mientras el humo de cigarro

me cobija apresurado

con un ojo puesto en Venus que madrugó


Así

pudieras creer

que lo que me habitaba

recrea ahora al mundo

y su somnoliento viaje circular


Y la verdad es que sólo un poco


Tengo un nuevo poblado

en este corazón


una serie de habitantes

que apenas saben gruñir


que pronto aprenderán mi idioma


Unos más a los que asolaré con tempestades

y cuidaré con la fertilidad de mis tierras


Esos que me levantarán coloridos altares

y nutrirán mis viejos oídos con sus plegarias

para que cuando distraída los favorezca

inventen los milagros

y se sumerjan en la esperanza de ser escuchados


Como yo


Pero entonces

me descubrirán de nuevo

y habrán de exiliarse

porque

nada puede oírse

entre tantas voces


Nada vale la pena oírse

en una patria sin amor


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